Es decir poco Miguel 脕ngel de Rus
Afirmar que era bella es decir poco. Exced铆a los c谩nones de belleza del S.XXI. Aquellas privilegiadas que entre las mujeres consideradas guapas, afortunadas, llegaban a lo m谩s alto de la lista de belleza, parec铆an una ni帽as raqu铆ticas al compararlas con ella; en sus formas perfectas empezaba la escala de valores en la que ella y casi nadie m谩s podr铆a entrar. Sin duda no se molest贸 en presentarse a Miss Mundo por no considerar a nadie digna de competir con sus formas. A su lado las m谩s perfectas modelos de alta costura eran sacos de huesos, choricillas resultonas, sin m谩s. Una se帽ora jaca, como las mejores yeguas jerezanas de carreras o preparadas para exhibiciones de doma. Pero en mujer. Se puede figurar. Deb铆a dar por hecho que los hombres, los machos, eran inferiores, una especie boba y ajena, porque jam谩s vi a ning煤n tipo contemplarla sin dejar caer el labio inferior babeante y abrir los ojos desmesuradamente.
Yo no sab铆a nada de su pasado, ni quer铆a saberlo. Acababa de cumplir, soltero y afortunado, cuarenta a帽os y mi pasado de gal谩n sin problemas financieros ni amorosos me hab铆a creado una capa de escepticismo por la cual nada de cuanto pudieran contarme me podr铆a importar. Si alguien hubiera pretendido que no me interesara 铆ntimamente por ella aduciendo alg煤n vicio, alguna tara, un pasado terrible, habr铆a pedido a mi cocinero que le hubiera echado de mi residencia sin miramiento alguno. Porque era la perfecci贸n; acababa de cumplir los veinticuatro a帽os, ten铆a una perfecta piel tersa, blanca, brillante, como si hubiera vivido en Siberia, una de esas pieles perfectas que imaginamos en las eslavas m谩s superiores. Su melena, de un rubio pajizo deslumbrante, era suave, m谩s que la mejor tela, y si bien su cabello resultaba fin铆simo al tacto, tal era la cantidad que pose铆a que parec铆a una de esas melenas imposibles logradas s贸lo a costa de extensiones falsas. Pero no, era suyo; suyo y perfecto. Sus ojos鈥 deber铆a inventar palabras para definirlos, el idioma es tan m铆nimo en ocasiones, eran de un azul clar铆simo y brillante, como si se vieran a trav茅s de un agua pur铆sima y casi helada. No se pod铆an mirar fijamente, porque mi alma sal铆a y se resbalaba hasta el fondo infinito de aquellos ojos. Su naricilla, breve, fina y respingona, hubiera sido el modelo ideal para Fideas, Donatello, Miguel Angel o Cellini. La diosa antigua que causaba la perdici贸n de los hombres que Merim茅e describi贸 en uno de sus relatos, hubiera aceptado ser convertida en polvo a cambio de un d铆a esa nariz. Y los labios, me estremezco al pensar en ellos, corre electricidad por mi cuero cabelludo, por mis brazos, se contrae mi cuerpo, jadeo, mire como tiemblan mis manos al pensar en sus labios, como surge la saliva en mi boca. No puedo casi hablar. No eran de esos labios casi perfectos salidos de los mejores quir贸fanos; en absoluto. El mejor cirujano hubiera dado su vida por delimitar aquellos labios alargados, regordetes, siempre h煤medos. Cien veces me pregunt茅 qu茅 cruce gen茅tico habr铆a dado origen a aquella perfecci贸n de rostro, de p贸mulos ligeramente abultados, de hoyuelos p铆caros. Pero aquello era como el aroma del mejor armagnac. Ten铆a que venir el primer trago, el sentido de la perfecci贸n acariciando tu lengua. Como ese trago que se recuerda toda la vida eran sus senos. Cualquier comparaci贸n con las c煤pulas de las m谩s grandiosas catedrales, que hacen los poetas en honor de sus amadas, ser铆a infantil. No lo intentar茅 describir. 驴Para qu茅? Es como cada vez que alguien intenta hacerte comprender la existencia de su dios con palabras y s贸lo consigue con sus homenajes que descreas m谩s a煤n. Esa perfecci贸n de formas, redondeadas, duras y el谩sticas al mismo tiempo, como de ni帽a a煤n, esos pezones largos, duros, sensibil铆simos, esas areolas grandes de un rosa oscuro. 驴Qu茅 podr铆a yo, simple mortal intentar decir? Si intentara describir su vientre plano, pero no uno de esos vientres trabajados en un gimnasio o en una piscina, sino un vientre liso, el谩stico, redondeado, que era as铆 porque sus padres le dieron unos genes imposibles de repetir鈥 con esa piel blanca, casi transparente, que al tocarla me disparaba la adrenalina y los latidos en las sienes, si yo intentara describirlo鈥 隆Ser铆a rid铆culo, merecer铆a la muerte s贸lo por pretenderlo)! Pero, 驴por qu茅 hablo de tanta belleza de su rostro, por qu茅 seguir con esas mil dotes magistrales que hacen casi olvide la maestr铆a de su cuerpo, esa humedad y esa temperatura perfectas? El mismo intento de describir aquella perfecci贸n ser铆a como un ni帽o escribiendo una redacci贸n sobre la belleza que el Parten贸n pudo tener en su d铆a. Porque adem谩s de ser la m谩s bell铆sima jaca, la hembra m谩s sensual que dieron los tiempos, ante cuyo esplendor las musas de los poetas m谩s sublimes se pudrir铆an de celos, era una mujer inteligente, que comprend铆a el mundo, a la que no era necesario casi hablar; y culta, culta como pocos hombres lo han sido. Hablar con ella era escucharla, s贸lo escucharla, en pleno deleite. Cualquier cuesti贸n de la que hablara la dominaba a la perfecci贸n. Aseguraba que hab铆a le铆do m谩s de tres mil libros y la cre铆a. Era una experta en la literatura del Siglo de Oro Espa帽ol, en el XIX franc茅s, hablaba de escultura, de arquitectura y de urbanismo con tal aplomo que yo, hombre de inmensa cultura y que ha viajado y conocido cuanto es necesario, la adoraba como a esa profesora que nunca tuve y hubiera querido tener para amarla. O铆rla desgranar las ventajas de las terapias gen茅ticas y de la clonaci贸n reproductiva, con los argumentos del mayor cient铆fico, pero explicados como a un adolescente, o hablar de la necesidad de derruir la mayor铆a de las ciudades de occidente y reconstruirlas al modo del Par铆s de Haussman, con datos irrevocables, o razonar la necesidad de que tuvi茅ramos un siglo civilizador para continuar el camino evolutivo del hombre, desde el animal hasta el 谩ngel, con expresiones que ning煤n l铆der religioso hubiera podido rozar鈥 me hac铆an adorarla como nadie ha merecido adoraci贸n.
Comprender谩 que cuantos se acercaban a intentar hablarme mal de ella, no lograran ser o铆dos, y que fueran expulsados de mi c铆rculo de amistades. Un d铆a, en la televisi贸n mencionaron su nombre; esa simple menci贸n hizo que la desconectara y que dijera a mi cocinero que se la llevara de mi casa. Prohib铆 la entrada de prensa en casa, me negu茅 a cualquier forma de recibir informaci贸n, porque lo mejor de todo era que ella me trataba con el mayor mimo, destrozando la imagen de las mejores geishas, que gozaba de mi cuerpo con una furia y una sensualidad que nunca hab铆a imaginado a pesar de estar con amantes casi perfectas. Era el cielo que las religiones ofrecen a los creyentes, pero yo lo ten铆a de verdad. Comprender谩 que cuando un amigo me llev贸 a casa una revista de aquella 茅poca en que ella ten铆a dieciocho a帽os, en la que se la ve铆a completamente desnuda, con comentarios tan elogiosos como vulgares, hablando de su perfecci贸n, cuando me grit贸 que hab铆a estado seis a帽os en la c谩rcel por un crimen, no mirara aquellas fotos, no le escuchara, y golpeara a mi amigo antes de desterrarle de mi mundo. Aquella noche ella me am贸, c贸mo鈥 Nada dir茅. Es imposible. Cu谩nta ternura en sus ojos, cu谩nta pasi贸n. 驴C贸mo explicar las crestas del placer al que s贸lo se puede llegar con una diosa?
En ocasiones ella intent贸 hablarme de su vida anterior. Juraba que su vida y su belleza no era la perfecci贸n que yo so帽aba, sino un ser inferior no merecedor de mi amor. La hac铆a callar. Prefer铆a morir en una ficci贸n perfecta a vivir en una realidad normal.
Tanto la amaba que un d铆a llegu茅 a casa con mi testamento. Hab铆a organizado todo de tal forma que a mi muerte, ella se quedara con mis posesiones, cuantiosas, pero que no me daban la felicidad que ella si sab铆a darme. Est谩bamos sentados en la cocina, haciendo el segundo desayuno de la ma帽ana, cuando lo vio. Llor贸 de emoci贸n, me bes贸 con sus labios perfectos y amados, se alej贸 hacia el aparador entre sollozos. 驴C贸mo no adorarla? Me acerqu茅 hacia ella, lleno de amor; ella se volvi贸 de un modo r谩pido y con un cuchillo de hoja fina y larga me asest贸 un golpe casi perfecto que hubiera debido ser mortal, pero que pas贸 a s贸lo dos mil铆metros de mi bazo. Mir茅 el chorro de sangre, ella se movi贸 a su derecha, y en aquel fat铆dico momento, descargu茅 toda la fuerza de mi brazo derecho en un pu帽etazo en la barbilla que la hizo salir despedida hacia atr谩s. Dicen que al caer se golpe贸 en la base del cr谩neo y muri贸 en el acto. Es lo que me contaron, al menos, cuando volv铆 en m铆. En la habitaci贸n de un hospital custodiado por un polic铆a. Mi cocinero me salv贸; encontr贸 mi cuerpo herido, llam贸 a una ambulancia鈥
Comprender谩 que me arrepienta. Hubiera debido dejarme morir a sus manos. Mi respuesta fue un acto reflejo. Incluso as铆 lo comprendi贸 el juez, que me liber贸. Hubiera debido morir con la imagen de sus labios sorprendidos, de sus ojos expectantes, de sus cabellos flotando, de sus senos brillantes y sus pezones duros bajo la camiseta de seda. Hubiera tenido una imagen perfecta para la eternidad de la nada. Ahora鈥 ahora, s贸lo tengo la vida. S贸lo tengo la vida. 驴Comprende? Soy el peor criminal de todos los hombres y mi condena es vivir sin ella.
Extra铆do del libro
Extra帽a noche en Linares
Miguel 脕ngel de Rus
Miguel 脕ngel de Rus
ISBN 978-84-939322-8-2
248 P谩ginas
INFORMACI脫N DEL LIBRO:
La realidad y la fantas铆a, lo que parece imposible introducido en nuestra vida cotidiana,
desde el comienzo en una mina de Linares con reminiscencias de los sue帽os m谩s perversos
de Potocki o Nieva, hasta los amores de Jack Lemmon y Shirley MacLaine en las calles
de Par铆s, se entrecruzan en Extra帽a noche en Linares. Nuestra vida se enreda en la
de Tamara de Lempick, Fran莽ois Truffaut mientras rueda 451 Fahrenheit o en el amor
naciente de dos estudiantes en una manifestaci贸n en V谩clavsk茅 N谩m锚st铆, en una Praga
que quiere ser revolucionaria. Como resultado, comprendemos la trascendencia de nuestra
vida, somos un eslab贸n imprescindible en la cadena de la historia.
En Extra帽a noche en Linares Miguel 脕ngel de Rus culmina el proceso de su obra narrativa de fundir verdad, sue帽os y tradici贸n cultura y su choque con las nuevas formas de entender el mundo. Afirma en el pr贸logo el escritor Jos茅 Manuel Fern谩ndez Arguelles, "como todas las obras que pretenden trascender, busca lo sublime." En este intento encontramos a Valle Incl谩n, Proust, el recuerdo de los a帽os de gloria de una actriz que ha perdido el deseo de vivir, el encantado irresistible de una modelo de desnudos, y sobre todo hombres, varones que no encuentran su lugar en el mundo ante el cambio en la sociedad, en la 茅tica, en las grandes ideolog铆as, en el nuevo papel de la mujer en la sociedad y su forma de afrontar el amor, el deseo y de buscarse a s铆 mismas. De Rus nos incita a gozar sin miedo de la cultura, de nuestra historia m谩s reciente, del recuerdo de aquel amor del que hace ya -quiz谩- veinte a帽os. Nos propone tomar un caf茅 caliente y detenernos antes de llegar al abismo que nos proponen como futuro. Despu茅s de leerExtra帽a noche en Linares se recuerda la importancia de nuestros actos, la trascendencia de nuestra vida.
INFORMACI脫N DEL AUTOR:
MIGUEL ANGEL DE RUS
(Madrid, Espa帽a, 1963).
Escritor, editor y periodista.
Antes de Extra帽a noche en Linares, ha publicado las novelas Dinero, mentiras y realismo sucio, B盲sle, mi sangre, mi alma y Europa se hunde, editadas en Ediciones Irreverentes.
Es autor de los libros de relatos Evas, Malditos, Donde no llegan los sue帽os, (Ediciones Irreverentes), Putas de fin siglo (Olalla Ediciones), La civilizaci贸n y la nada (Cuadernos del laberinto) y Cuentos Irreverentes (Prensa y Ediciones Iberoamericanas).
Public贸 un libro de art铆culos, 237 razones para el sexo, 45 para leer y el ensayo Perlas del pensamiento mis贸gino.
Ha participado en las antolog铆as Freakciones, 6 pel铆culas, mutaciones (Universidad de M谩laga), Las estratagemas del amor, Yo tambi茅n escuchaba el parte de RNE, Amores que matan, Cuatro negras, Pasiones fugaces, En el tren, Seres reales, seres imaginarios, 250 a帽os de terror, Poeficcionario, Microantolog铆a del microrrelato I, II y III, El sabor de tu piel, Antolog铆a del relato negro, I, II, III y IV, y en Historias de la imposici贸n yanqui sobre Hispanoam茅rica y Espa帽a y 2099 (Ediciones Irreverentes).
Sus relatos m谩s recientes se han incluido en las antolog铆as Par铆s, Viena, Nueva York, Los mejores terrores en relatos y Praga, (pr贸xima aparici贸n) de M.A.R. Editor. Presenta y dirige los programas literarios de RNE "Sexto Continente" y "Edici贸n Exclusiva". Ha dirigido el Peri贸dico Literario Irreverentes, y ha publicado en Cambio 16, Cuadernos para el Di谩logo, Cine 16, El Pa铆s, El Mundo, Ya y Diario 16, entre otros medios. Web personal
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