GUACH@S Fernando Veglia
Guach@s: tome su raci贸n diaria de distop铆a
La literatura y la autocomplacencia no est谩n hechas para entenderse. Se expresan en lenguas distintas. Un autor, una autora, satisfechos de las obras que dan a luz pueden estar seguros de que sus textos ser谩n cualquier cosa menos literatura. Escribir es sin贸nimo de andar buscando problemas, mostrarse inc贸modo, armarse de dudas, practicar la infelicidad, aclimatarse a la frustraci贸n. Hay otras cosas que se imprimen, que a veces dan grandes n煤meros de ventas, pero no son literatura. En el caso del g茅nero negro, el fen贸meno se intensifica por las propias se帽as de identidad del g茅nero. No le basta con andarse a la gresca con el propio autor y con su entorno: tambi茅n busca l铆os entre las estructuras que conforman un estado, al que considera corruptible por principio y hostil al individuo inteligente. Y el autor -como su trasunto, el detective- lo es. De otra forma no habr铆a novela negra. No habr铆a ni literatura.
Guach@s es novela negra, y se puede afirmar que el calificativo le sienta estupendamente. Fernando Jos茅 Veglia -que ya gan贸 el Concurso Internacional de relatos de la SN de Gij贸n en 2015- ha construido un texto que adquiere las dimensiones de novela a base de unir relatos independientes, acaso un libro de relatos ensamblado sobre la maquinaria de una novela. En todo caso, una negra comme il faut, de las que tienen como fuente lo obsceno -l茅ase "aquello que no es correcto mostrar en sociedad"-, y como detonante primero el desajuste entre la fe y el desaliento de un autor. De las que buscan problemas, de las que no se dejan reducir a f贸rmulas gastadas y se meten a innovar sacudi茅ndose l铆mites y reglas. Sale bien parada. Sospecho que incluso un autor como Carver, tan refractario a cualquier intento de juego narrativo, tendr铆a que aceptar lo que de astuto tiene Guach@s cuando se pone a probar nuevos modos de contar una historia. La forma como trata el tiempo, por ejemplo, avanzando en ocasiones sobre la esfera de los d铆as, y en otros momentos en direcci贸n a las causas, aunque ello signifique replegarse sobre las hojas pasadas del calendario. La obra avanza, siempre, y adem谩s se las arregla para implicar al lector en su trama. No es la 煤nica innovaci贸n que esconde Guach@s, hay otras igualmente certeras, pero no ser茅 yo quien desbarate su magia anticipando al lector lo que le depara la novela. Hablemos, en cambio, de literatura negra argentina ahora que hemos mencionado el asunto de la innovaci贸n formal.
Volvamos la vista al momento fundacional del g茅nero negro en Argentina. Porque hubo un momento, incluso un punto geogr谩fico concreto: un cruce entre las avenidas Gaona y Juan B. Justo -otrora camino de Gauna y arroyo Maldonado- donde transcurre la acci贸n de 鈥淗ombre de la esquina rosada鈥 de Borges. Inevitable Borges en todo lo que sepa a literatura argentina, tambi茅n en el g茅nero negro. En este caso, adem谩s, interesa se帽alar su figura porque determinar谩 la impronta innovadora con que la literatura argentina marcar谩 su producci贸n de novela negra desde el principio. En colaboraci贸n con Bioy Casares escribir铆a m谩s tarde sus 鈥淪eis problemas para don Isidro Parodi鈥, y de esa forma consolidar铆a el rasgo innovador como ineludible en el g茅nero. Tambi茅n Rodolfo Walsh ensayar铆a modos narrativos innovadores, algo que probar铆a en sus relatos negros y que tiempo despu茅s aplicar铆a a sus obras de no ficci贸n. La producci贸n argentina posterior seguir铆a a帽adiendo nuevos tonos tem谩ticos -un elemento social y una vocaci贸n de tipo existencial en los sesenta-, pero ser谩 en los ochenta y noventa cuando el g茅nero desplegar谩 con garant铆as todo un arsenal de nuevos procedimientos. Cuatro obras capitales caracterizan otras tantas l铆neas innovadoras, son: Manual de perdedores, de Juan Sasturain, El coloquio, de Alan Pauls, Novela negra con argentinos, de Luisa Valenzuela y El tercer cuerpo, de Mart铆n Caparr贸s. Con estas cuatro novelas se naturaliza la libertad con que los autores argentinos atacar谩n en adelante el g茅nero, insistiendo en desv铆os de la norma, sin arredrarse siquiera frente a la parodia. No falt贸 ni un literato de fuste como Piglia que teorizara al respecto; fue 茅l quien se atrevi贸 a vislumbrar una futura novela negra donde desapareciese la figura del detective. A todo esto: 驴se imaginan alguna aportaci贸n sobre el particular dictada por la docta sapiencia espa帽ola? Sospecho que en esa mirada condescendiente se podr铆an hallar claves que dieran cuenta de la irrelevancia que tiene en el panorama internacional la literatura espa帽ola. Pero es tema para otro d铆a y, tal vez, otro lugar. Un bar, por ejemplo, que es la cancha de nuestros debates.
Con esas mimbres -experimentaci贸n e indagaci贸n en las propias se帽as de identidad-, se teje la vasta producci贸n de los argentinos actuales, donde destacan Mempo Giardinelli, Javier Sinay, Leonardo Oyola, Mercedes Giuffr茅, Juan Sasturain, Guillermo Mart铆nez... Entre ellos, y de la mano de Guach@s, mete el cuerpo Fernando Veglia, que ser谩 parte del elenco. Contribuye con una geograf铆a propia -Isidro Casanova, donde suceden los hechos, ligeramente oculto bajo nombres ficticios-, la original manera de aplicar el flashback y otros recursos, y algo que es irrenunciable en los autores de largo recorrido: un personal modelo de mundo. Es cierto que no lo parece, que un primer vistazo puede llevar a la conclusi贸n de que se trata de otra novela sobre el hampa con polic铆as corruptos al fondo, pero hay que insistir en la mirada. Porque el mundo que recrea Fernando Veglia, con sus reglas simples y animalarias, su nervioso tr谩fico al borde del abismo, sus felones condecorados y sus resistentes va mucho m谩s all谩 de un h谩bitat convencional de novela negra para acabar dibujando una distop铆a. No una distop铆a como la han divulgado la novel铆stica y el cine americanos, sino una distop铆a m谩s cre铆ble en tanto que somatiza un estado presente, en un pa铆s real. 驴Qu茅 es, si no, este mundo poscapitalista que habitamos en el que se estrangulan pa铆ses enteros, se someten estados al mandato de entidades supranacionales, se comercia negando cualquier sentido de la justicia, se amenaza y se abofetea para seguir sacando beneficio del cuerpo al que ya se habr谩 decretado el tiro de gracia? Las villas de Fernando Veglia son arquetipos de nuestros estados globalizantes; lo son tambi茅n los protagonistas y la sucesi贸n de hechos que se entrecruzan hasta revertir en explicaci贸n del cap铆tulo cero, un cap铆tulo que muy bien podr铆a servir para interpretar este mundo maravilloso que nos ha dejado, como una resaca, la mar gruesa del S. XX. Tal vez sea esa dimensi贸n arquet铆pica la mayor aportaci贸n de Guach@s. No es dif铆cil descubrir en estas p谩ginas que los rasgos que diferencian a un mat贸n de medio pelo como Juan Jos茅 L贸pez de otro m谩s melenudo como Mr. Trump son apenas unos ricitos morales. Entre quienes a煤n mantienen viva una 茅tica social, y los otros, la distancia viene dada por el amor a las tinieblas, la promoci贸n del Paleol铆tico, el canto a la era en que a煤n no nos hab铆amos emancipado de la animalidad, la vida entre alima帽as antes de haber tenido una historia en la que buscar consuelo. El t铆tulo del libro, Guach@s, resulta en ese contexto la mejor de las met谩foras que ofrece el libro. No puede ser casual, a la altura de 2017, que en cualquier parte del mundo arrecie la sensaci贸n de orfandad, mientras se buscan tipos a la desesperada en los que reconocer un m铆nimo signo paternal. Con el da帽o que siempre nos hizo salir en busca de padres, invocar el nombre de las patrias. Pasen la p谩gina, lean y d茅jense arrastrar por los lances de estos hu茅rfanos que dibuja Fernando Veglia, sat煤rense de realidad. Miren luego a su alrededor y preg煤ntense si no est谩n ya por todas partes.
Santiago Garc铆a Tirado