Migrancias y la dimensi贸n transnacional de la cr铆tica en la narrativa de Jorge Majfud

 
Dr. Nina Pluta
Uniwersytet Pedagogiczny, Krak贸w (Poland)

(Este estudio fue originalmente publicado por la revista Chasqui, de Arizona State University)

 

En los escritos del uruguayo Jorge Majfud (Tacuaremb贸, 1969) se establece con firmeza la posici贸n de un sujeto disidente y cr铆tico del sistema pol铆tico-econ贸mico global. Comprometerse con este 谩mbito externo a la literatura lleva siempre a un escritor a repensar las relaciones entre literatura, pol铆tica y sociedad, as铆 como a renovar las po茅ticas, es decir, las maneras espec铆ficas de las que se dispone para dar cabida a la intenci贸n cr铆tica. Esta se acrecienta, por cierto, en el contexto de crisis supranacionales (Denis 5; L贸pez Terra 126-53). Majfud, efectivamente, aborda por un lado una profusi贸n de temas sociopol铆ticos, y por otro, reflexiona sobre el impacto de la cultura y la literatura. Un rasgo llamativo en su escritura es la intensa circulaci贸n de las mismas ideas cr铆ticas entre el periodismo, el ensayismo y la ficci贸n鈥攁 veces se repiten los mismos p谩rrafos, literalmente. 驴Procedimiento motivado por la falta de esmero? M谩s bien, una necesidad pol茅mica que se sirve de todos los g茅neros a mano. 

La libertad es una utop铆a en todos sus formatos conocidos. Esperate un momento. No, no estoy argumentando a favor del r茅gimen de los Castro cuando me muero de risa al escuchar sobre 鈥渓a libertad del capitalismo鈥 que los verdaderos capitalistas (digo, los que tienen capital para comprar la libertad necesaria, los que pueden hacer lobbies en el congreso, no humildes profesores como nosotros), esos nunca se la creyeron. (Majfud, Crisis 24)

reinaEnunciados como este abundan tanto en la prosa ficcional como en los art铆culos de Majfud. En consecuencia, el alter ego auctorial de las ficciones y el sujeto emp铆rico que firma las aportaciones no literarias adquieren un mismo poder de convicci贸n.[1] La literatura pol茅mica y deliberadamente saturada de temas sociopol铆ticos suele despertar sospechas y acusaciones de propagandismo. No obstante, uno se puede preguntar por qu茅 la literatura no servir铆a tambi茅n para discutir con oponentes imaginarios o reales. Es m谩s, se puede afirmar, con Terry Eagleton, que 鈥淸l]a propaganda no tiene nada de malo siempre que se haga bien [鈥鈥 y que no necesariamente 鈥渢odas las obras comprometidas deban ser estridentes y reduccionistas鈥 (99-100). En cuanto a Majfud, es indudable 茅l s铆 sabe sortear peligros tales como personajes acartonados o arengas ideologizadas. Sus protagonistas adoptan posturas cr铆ticas o disidentes no porque escojan sin vacilar la v铆a de la acci贸n pol铆tica, sino porque son aves raras cuyo temple existencialista les lleva a la rebeld铆a contra la violencia, abierta o soterrada. La reflexi贸n sobre la actualidad en la obra de Majfud se inscribe adem谩s en un marco m谩s amplio, el de su visi贸n antropol贸gica de la civilizaci贸n: una serie de etapas de la lucha por la emancipaci贸n humana.[2] En este proceso, la literatura comprometida es la que preserva la tradici贸n cr铆tica del humanismo progresista bajo la bandera de la libertad.[3] En suma, en los variados textos de Majfud, viene perfil谩ndose la silueta de un sujeto discursivo a quien la escritura sea ficcional, sea factogr谩fica, le sirve en primer lugar para pensar y opinar, por encima de las fronteras gen茅ricas. 

En el siguiente texto se analizar谩, en concreto, el car谩cter supranacional de la cr铆tica majfudiana en cuatro novelas: La reina de Am茅rica, La ciudad de la luna, Crisis, El mar estaba sereno, haciendo referencia puntual a sus art铆culos. [4] En todas ellas se plantean y discuten unas cuestiones de alcance tanto latinoamericano como global: las transformaciones del sentimiento identitario de los migrantes entre Europa y las Am茅ricas, la precariedad de su destino, la violencia pol铆tica en Am茅rica Latina y la violencia objetiva (sist茅mica) del capitalismo global. 

Es precisamente la perspectiva global鈥斺渕谩s all谩 de la naci贸n鈥漑5]鈥攍a que mejor caracteriza esta escritura. Majfud, nacido en Uruguay, reside actualmente en los Estados Unidos, pero publica tambi茅n en las editoriales y la prensa espa帽olas. En su obra queda inscrita la mirada del 鈥渟ujeto atl谩ntico鈥, es decir, de un 鈥渟ujeto itinerante entre roles y fronteras, capaz de subvertir incluso los marcos referenciales de la pol铆tica鈥 (Ortega 115, 111), dotado de 鈥渦na mirada cr铆tica sobre su entorno y el horizonte trasatl谩ntico鈥 (A铆nsa, 鈥淣ueva鈥 122). El (anti)h茅roe de la literatura hispanoamericana del siglo XXI est谩 deslocalizado, le afecta la transterritorialidad.[6] Tiende, por un lado, a cuestionar, espont谩nea o reflexivamente, la acepci贸n tradicional del patriotismo, y por otro, a tomar en consideraci贸n los condicionamientos supranacionales de la condici贸n humana.

 

Los t贸picos americanos, la erosi贸n del patriotismo y la condici贸n migrante 

Para los latinoamericanos del XIX y hasta mediados del XX, 鈥渢ener identidad equival铆a a ser parte de una naci贸n o tener una 鈥榩atria grande鈥欌, es decir continental (Garc铆a Canclini 39). En las sociedades del capitalismo tard铆o se observa, no obstante, la 鈥減茅rdida de los tradicionales referentes tel煤rico-biol贸gicos de la identidad y el desmoronamiento del metaconcepto que la unificaba alrededor de las nociones de territorio, pueblo, naci贸n, pa铆s, comunidad, ra铆ces鈥 (A铆nsa, 鈥淣ueva鈥 111). La 鈥済eograf铆a espiritual鈥 (A铆nsa, Del canon 17-20) hoy puede constituirse con igual suerte en el entorno medi谩tico y virtual, propiciando nuevas formas de asociaci贸n identitaria, por ejemplo, las que Appadurai llama 鈥渧ecindarios virtuales鈥 (203) o 鈥渃omunidades de sentimiento鈥 (23). Pero al calor de estos procesos, el ideario nacionalista tradicional entra en un flagrante contraste con la percepci贸n de la identidad como h铆brida y transfronteriza.

Registrando estos cambios, que son en definitiva tambi茅n cambios de mentalidad individual y colectiva, Majfud narra los altibajos de la vida de los migrantes transatl谩nticos e interamericanos. En general, su t谩ctica consiste en se帽alar, en una misma novela, problemas sociopol铆ticos parecidos que ata帽en a grupos humanos en diferentes partes del mundo. Esto le permite ir desplazando o, si se quiere, glocalizando, el tema de la hegemon铆a capitalista, las guerras, las migraciones con su corolario de sufrimiento, la explotaci贸n a escala planetaria. 

Uno de los problemas centrales de La reina de Am茅rica y El mar estaba sereno es el choque entre los rancios mensajes ideol贸gicos y patri贸ticos arraigados en la tradici贸n latinoamericana y la experiencia propia de los protagonistas, migrantes transatl谩nticos. 

La joven espa帽ola Mabel emprende un viaje a Uruguay acompa帽ando a su aristocr谩tico padre que huye de la ruina. Ya antes de su partida, la madre de Mabel presiente el fracaso: 鈥淭al vez te has pensado que har茅is fortuna en Am茅rica, y que volver茅is hecha una reina [...]. Pues te dir茅 que te equivocas, hija de mala leche. En Am茅rica solo ser谩s desgraciada. Con dolor te acostar谩s y con dolor deber谩s levantarte.鈥 (La reina 34).[7] En efecto, la vida de Mabel, desmiente el viejo mito de la prosperidad americana. Durante la traves铆a en barco, se enamora perdidamente del apuesto escandinavo Jacobsen, quien le jura amor eterno, la deja embarazada y desaparece al llegar el barco a Uruguay. Pero el amor, recuerdo idealizado, permanecer谩 alimentando el imaginario de ambos. Marginada y sin recursos, Mabel se hace prostituta para sacar adelante su vida y la de su hija Consuelo. No obstante, para su familia espa帽ola, Mabel se convierte en una 鈥渞eina鈥 americana, 鈥減orque esa era la 煤nica imagen que ten铆an del R铆o de la Plata, culpa de una postal que mi madre le envi贸 a la abuela. [鈥 Tampoco pod铆an imaginarse que en un pa铆s donde todos hac铆an plata alguien de su familia, bien educada y de buena cepa europea, no tuviera el oro y el moro鈥 (La reina 36). 

Jacobsen encarna otra modalidad del fracaso, esta vez determinado por las circunstancias pol铆ticas (la exacerbaci贸n del enfrentamiento entre la izquierda y la derecha en el Cono Sur). El amante fugaz de Mabel y padre de Consuelo, Jacobsen se implica en la clandestinidad antiestatal en Argentina y es perseguido, encarcelado y torturado. Cuando los militares lo interrogan en su propia casa, en la escena se entretejen fragmentos de discursos oficiales, patri贸ticos y xen贸fobos: 鈥淟impiaremos este pa铆s de las ratas, especialmente de aquellas ratas que, como usted, bajaron de las bodegas de los barcos. Y seguiremos cumpliendo con nuestro deber patri贸tico, mandando al infierno a los que pretenden acabar con la Libertad de nuestra Naci贸n鈥 (La reina 29). Un oficial lo provoca insistiendo en llamar a Kierkegaard 鈥渞uso鈥: 鈥淗a le铆do con dificultad. No 

comprende y se fastidia. Tira el libro sobre el escritorio y sentencia: es ruso, soldado, alguna mierda de esas que leen los bolches. Es dan茅s鈥攄ice Jacobsen. Es ruso鈥攐rdena el coronel鈥擲i yo te digo que es ruso, es ruso, 驴escuchaste, mierda?鈥 (La reina 41). Este chovinismo irracional sirve para someter al enemigo pol铆tico, ejerciendo sobre 茅l una violencia pulsional. En el per铆odo hist贸rico en cuesti贸n, ser 鈥渞ata鈥 de barco no significa ni siquiera ser inmigrante europeo, sino, m谩s bien, paria y comunista. Asimismo, ser 鈥渞uso鈥 no se refiere estrictamente a la nacionalidad sino al hecho de ser enemigo de los poderes hegem贸nicos en todo el Occidente europeo y americano. En el contexto de la guerra sucia, 鈥渞uso鈥 apunta pues a un elemento externo, amenazador para la 鈥渃ivilizaci贸n鈥 y el repudio del otro revela as铆 su naturaleza en gran parte imaginada, su dimensi贸n fantasm谩tica (沤i啪ek 85). La xenofobia de los militares鈥攍a herencia euroc茅ntrica que sigue marcando la vida colectiva en el Occidente (Balibar 327), Am茅rica incluida鈥撯搒e activa aqu铆 en nombre de la reproducci贸n de un determinado sistema pol铆tico.[8] 

La violencia que marca e instala caos en las vidas de Mabel, Jacobsen y Consuelo (violada a su vez por un cliente de su madre), aquella que 沤i啪ek llama objetiva (sist茅mica, de la que es v铆ctima la mujer desamparada, violada, marginalizada), as铆 como la subjetiva y concreta, ejercida por los militares, contrasta vivamente con la ret贸rica oficial del gobierno. Los gobiernos militares difunden el modelo del 鈥渧erdadero鈥 patriota, d贸cil y subalterno como antes el sujeto colonial. A punto de someterse a un aborto clandestino, Consuelo oye en la radio:

Pero hoy la Patria y el mundo contin煤an bajo amenaza. El enemigo de la Libertad no ha muerto y trabaja (...baja) en las sombras, tramando (...amando) el terror y la violencia que no desean nuestros pueblos. Y es por eso que hoy, ante un nuevo aniversario de la Jura de la Constituci贸n, renovamos (...vamos) nuestros votos y juramos defenderla con nuestras vidas (...idas), as铆 sea lo 煤ltimo que hagamos para legar a nuestros hijos un mundo de Paz y Libertad, para regocijo de nuestra memoria (...mor铆a emor铆a). (La reina 116)

Patria, comenta Consuelo, esta 鈥減alabrita machista鈥 que s贸lo sirve de pretexto a 鈥渓os monstruos que le ponen precio y propiedad a todo鈥 (La reina 130). Su compa帽ero de la secundaria, Abayub谩, disecciona ir贸nicamente el mismo estereotipo en su versi贸n uruguaya: 

[鈥 le revienta ese orgullo ciego y est煤pido... Oh, pues s铆, somos un pueblo culto y nuestra Universidad es la envidia de los dem谩s pa铆ses; somos la Suiza de Am茅rica, por lo peque帽o que somos y por lo tranquilo de nuestra democracia [鈥 un pueblo muy culto, s铆, hecho y derecho en la cultura del machismo y la corrupci贸n, aunque despu茅s se diga, con el viejo y ya-me-tiene-las-pelotas-por-el-piso argumento, que la corrupci贸n aqu铆 no es tanta como all谩, porque, claro, en Argentina y en Brasil todo es igual pero m谩s grande, as铆 que no estamos tan mal despu茅s de todo [鈥 Eso es, un pueblo culto, mezcla de cuanta orgullosa raza europea andaba desconforme por all谩, y se vino a un pa铆s sin terremotos y sin indios. (La reina 102-05)

mar

En El mar estaba sereno prosigue, ya desde la segunda d茅cada del siglo XXI, la misma desmitificaci贸n en clave ir贸nica de las imposiciones nacionalistas. Uno de los personajes argumenta que los uruguayos son modestos: porque 鈥渓a pr谩ctica y la necesidad visceral de este rinconcito del mundo [鈥 es apedrear a todo el que ose levantar la cabeza por encima del resto. De ah铆 que la famosa humildad de los uruguayos tal vez no sea otra cosa que el resentimiento y la exigencia a [sic] la mediocridad general鈥 (El mar 345).

Como en varias otras novelas latinoamericanas de las 煤ltimas d茅cadas, donde el motivo de la b煤squeda de la identi

dad propia genera tensi贸n entre lo nacional y lo postnacional, los personajes majfudianos acuden 鈥渁 la memoria m谩s personal, cercana a la experiencia, para contrarrestar la influencia del adoctrinamiento鈥 (P茅rez Daniel 221). As铆, Mabel busca en su fisonom铆a el secreto de su origen:

Me sentaba delante del espejo y estudiaba mi cara. Trataba de adivinar en estos labios, en estos ojos y en esta nariz la cara de mi padre, el pa铆s de donde hab铆a venido. Volv铆a al espejo y ve铆a en mis ojos los ojos de una mujer vikinga, mirando el mar fr铆o, esperando a su hombre [鈥 Otras veces me peinaba y pensaba que ese mismo hab铆a sido el pelo de una joven polaca. (La reina 30)

Su supuesta sangre n贸rdica del lado paterno sustenta en Consuelo una fantas铆a identitaria privada mucho m谩s poderosa que la que logran instalar en su mente las consignas machacadas en la escuela, como, por ejemplo, 鈥淐antad con pasi贸n y decoro [鈥, la mirada al frente, la mano derecha en el coraz贸n que late por sus S铆mbolos Patrios鈥 (La reina 100). El ideologema de la pureza sangu铆nea (colectiva) se desactiva aqu铆 frente a la observaci贸n del propio cuerpo al que se cree portador de una genealog铆a h铆brida. Tambi茅n Jacobsen, el padre de Mabel, en la antes citada escena del interrogatorio, fantasea sobre su procedencia, involucrando los mitos (y estereotipos) escandinavos: 

se pregunta qu茅 tiene 茅l de aquellos vikingos que cruzaron el Atl谩ntico norte hace mil a帽os. Desde ni帽o se los imaginaba como dioses que solo conoc铆an el miedo ajeno. Recorr铆a los caminos h煤medos de Fyn, donde viv铆a el abuelo Sune, rodeado de los campos de los J酶rgensen, y no se imaginaba el dolor de la barbarie, el sudor agitado de la guerra, la tristeza del abandono. Ah铆 estaba delante de 茅l ese hombre uniformado, de pelo negro y de hablar deliberadamente pausado, que en esencia no era otra cosa que uno de aquellos b谩rbaros que hund铆an barcos en Nydam Mose. Ese hombre [el coronel] ten铆a m谩s de vikingo que 茅l, que s贸lo ten铆a la sangre. (La reina 39)

Frente a la ofensiva calificaci贸n de 鈥渞uso鈥 (antes citada), es a los militares uruguayos a quien Jakobsen equipara ahora con los b谩rbaros 鈥渧ikingos鈥, invirtiendo y desactivando la ofensa. En suma, el patriotismo tradicional 

se ve representado en las novelas majfudianas como un dispositivo que carece ya de fuerza integradora. Apoy谩ndose en un nacionalismo de etiquetas, se fue transformando, en la segunda mitad del siglo XX (tiempo de acci贸n de gran parte de estas narraciones), en b谩sicamente represivo.

En una perspectiva trasatl谩ntica, los destinos de los protagonistas mantienen a veces un paralelo tr谩gico entre s铆, como en la novela El mar estaba sereno, en la que se cruzan dos historias de violencia b茅lica, generadora del trauma. De un lado est谩 la historia de don Jordi Caballero, espa帽ol asentado en Uruguay, cuyo padre fue asesinado durante la Guerra Civil espa帽ola, y del otro la historia Santiago Zabala, uruguayo, cuyos padres murieron a manos de los militares y a 茅l lo adopt贸 despu茅s otra familia. La vida de ambos fue marcada por una esce

na primordial de violencia, situada en la ni帽ez. Otra repetici贸n de un esquema hist贸rico-vital afecta, en la misma novela, al viejo gallego Su谩rez. Este antiguo republicano espa帽ol trabaja de camarero en el bar Lugano de Montevideo. Al d铆a siguiente del golpe de Estado de 1973 le dicen que se 鈥渧aya buscando otra patria porque esta tampoco (le) iba bien鈥 (El mar 53). Y le aconsejan con sorna mudarse al Congo. Dos veces, en la juventud y en la vejez, y en dos orillas opuestas del Atl谩ntico, las convicciones pol铆ticas del gallego Su谩rez lo convierten en perseguido e indeseable. 

La erosi贸n de un patriotismo ret贸rico y superficial (y que de hecho sirve para clasificar y subordinar), queda consignada tambi茅n en la novela Crisis, que registra los infortunios de los migrantes latinos en Estados Unidos. Uno de ellos se va topando, en muchos lugares de Estados Unidos, con los mismos escenarios, para 茅l supuestamente familares: mesas largas con comida mexicana, 鈥渃on azulejos t铆picos que parecer谩n hechos a mano en Z贸calo o Sevilla鈥 (Crisis 17), 

repiti茅ndose en todos los mismos olores, motivos y disfraces. En vez de fomentar su orgullo local, esta experiencia deriva en enajenaci贸n, relativizando la carga seductora del color local.  

Todo correr谩 como un road movie, todo ser谩 otro lugar y ser谩 el mismo [鈥 Todo se mover谩 y nada cambiar谩 como si te pudieras perder por tu propia casa. Y casi con placer vivir谩s huyendo de algo, del alguien y de ti mismo, porque huir y perderse es la 煤nica forma de libertad que conocer谩s aqu铆. Y te sentir谩s nadie y te sentir谩s todos. (Crisis 18) 

Es l铆cito conectar la intensidad del tema de la identidad y los migrantes en las novelas de Majfud con la 鈥渘arrativa de la crisis identitaria de una generaci贸n de uruguayos entre los veinticinco y los cuarenta a帽os鈥 (Montoya  46) Cabe observar, sin embargo, que dicha problem谩tica se inserta aqu铆 plenamente en un marco global actual, en el que la migrancia es m谩s norma que excepci贸n. 

 

Cr铆tica universal de la crueldad

De acuerdo con su tendencia a la universalizaci贸n de los problemas identitarios, Majfud retoma su cr铆tica del chovinismo traslad谩ndola a un territorio fant谩stico, la ciudad de Catalaid, supuesto 鈥渙asis de cristianos blancos鈥, quienes se refugiaron ah铆 despu茅s de la liberaci贸n de Argel en los a帽os cincuenta del siglo XX. En la historia de la ciudad convive lo remoto con lo moderno y lo realista con lo m谩gico. Majfud inventa incluso, para este espacio heterot贸pico, una variedad ficticia del castellano con regusto arcaizante.[9] La mentalidad de la sociedad local es la quintaesencia de la cerraz贸n mental, la crueldad, la estulticia y la pulsi贸n de integraci贸n colectiva 鈥 con su correspondiente cuota de racismo e intolerancia: 

[鈥 en Calataid odiaban m谩s a los negros que a los americanos en general, ya que estos apenas si eran seres imaginarios. No s贸lo porque de Europa central hab铆a llegado el mito del blanco ario, o blanco a secas, no s贸lo porque Calataid era un oasis de cristianos blancos en el desierto, definitivamente solos desde la independencia de Argel, sino porque estaban rodeados de mauros salvajes [鈥 A su vez, estos odios secretos no imped铆an que los habitantes de Calataid se considerasen la reserva moral del mundo, por lo cual cada uno de ellos adolec铆a de un patriotismo cr贸nico que se expresaba en la idolatr铆a de los s铆mbolos del pueblo. [鈥 un pueblo que sufre de fragmentaciones necesita una bandera que diga Uni贸n, necesita de esa mentira para sobrevivir a su propia disoluci贸n, para hacerse monstruosamente fuerte, hasta que finalmente triunfe la uniformizaci贸n y la decadencia definitiva. (La ciudad 14-15)

 

luna

Los protagonistas principales, Bas铆lides y su hermana, apodada el 鈥淧谩jaro鈥, son repudiados por el entorno por sus rarezas f铆sicas (茅l con su monstruosa cabeza de Minotauro, ella, lesbiana y sin piernas desde el nacimiento) y sus talentos art铆sticos. El implacable conservadurismo y la crueldad de los habitantes de Catalaid adquieren tintes fant谩stico-grotescos: se teme a los moros, se cortan manos como castigo, se hace sufrir a los animales, se queman libros. 

Con esta historia de fantas铆a y terror, Majfud crea una alegor铆a de la decadencia moral actual que acompa帽a al impresionante progreso tecnol贸gico de la modernidad. La imagen de una sociedad seudo medieval cerrada sobre s铆 misma, remite a ciertos fen贸menos actuales, como lo es, por ejemplo, la disociaci贸n de la conciencia colectiva, incapaz de procesar la informaci贸n sobre la injusticia global y ajustarla a una toma de posici贸n moral efectiva. La novela caricaturiza esta tendencia al olvido del sufrimiento ajeno (que padecen los 鈥渙tros鈥, tanto cercanos como los de otras partes del mundo). Muchos individuos hoy reniegan de una moral solidaria y 鈥渆star铆an dispuestos a entregar una parte de su libertad a cambio de poder olvidar el espectro aterrador de la inseguridad existencial鈥 (Bauman y Donskis 129). La heterotop铆a 鈥渓unar鈥 de Catalaid apunta, en 

crisis

definitiva, a ciertos reflejos colectivos, viejos como la humanidad, que pueden brotar tanto del uno como del otro lado del Atl谩ntico, en los antiguos 鈥渃entros鈥 y 鈥減eriferias鈥: brutalidad anticivilizada, hostilidad hacia los inadaptados, hacia los inmigrantes externos o internos. 

 

鈥淟as entra帽as del monstruo鈥

M谩s realista es la denuncia social y pol铆tica en la novela Crisis, donde el estatus ficcional no le impide al autor realizar un an谩lisis tajante de los mecanismos del capitalismo en la fase actual, que confina a masas de migrantes a una situaci贸n de precariedad sin salida. Un patchwork narrativo, Crisis est谩 compuesta de breves relatos sobre los migrantes latinos que llegan al 鈥淚mperio鈥 y de reflexiones sobre la explotaci贸n insensible de los m谩s fr谩giles. Mexicanos, salvadore帽os, colombianos, uruguayos de la m谩s diversa procedencia y profesiones鈥攎ujeres y hombres que recogen fruta o trabajan ilegalmente en empresas productoras, un cantante de narcocorridos, una mujer latina detenida por la 鈥渕igra鈥, un padre de familia, un intelectual鈥攙en sus ganas de radicarse en el Norte minadas por el cansancio de vivir en constante inseguridad. El narrador se solidariza con estos 鈥渉ermanas y hermanos鈥 suyos, los outsiders (Crisis 18) de la 鈥淪ociedad An贸nima鈥 de los gringos blancos.

La migraci贸n revela su lado oscuro; ya no significa aventura y esperanza sino aplanamiento o anulaci贸n de la identidad. Los norteamericanos tienden a rebajar a los latinos al estereotipo e identificarlos con los suced谩neos de la cultura tex-mex. A lo largo del texto se suceden varias historias de mujeres, pero a todas se las llama 鈥淕uadalupe鈥, nombre gen茅rico de la latina explotada por los 鈥渃oyotes鈥, empresarios e intermediarios. Tambi茅n a los hombres se les designa con el mismo nombre, 鈥淓rnesto鈥. Si bien, en un principio, las vidas de los Ernestos y las Lupitas no siempre parecen 鈥渟uperfluas鈥 en el sentido estricto que le da Bauman (Vidas 21-50)鈥攑orque la mano de obra latina s铆 es necesaria a la econom铆a norteamericana鈥攕on, sin embargo, ellos los m谩s expuestos a sufrir las causas de las crisis, siempre a punto de deslizarse en la masa socialmente excluida, 鈥渞esidual鈥 y 鈥渄esechable鈥. En sus destinos siguen repercutiendo las consecuencias de una globalizaci贸n cuyo comienzo se ubica, seg煤n las teor铆as descoloniales, en 1492. Primero se incluyeron violentamente millones de seres en la econom铆a planetaria y despu茅s, es decir, en nuestros tiempos, se viene excluyendo a otros tantos al margen de las sociedades de progreso y consumo (sin que la ideolog铆a fundamental haya cambiado, ver Dussel 345-86; Bauman, Vidas). En la novela se crea una tensi贸n entre, por un lado, las terribles experiencias de algunos personajes y, por otro, el anonimato de los nombres repetidos, con el que se alude a la miseria multiplicada por los grandes n煤meros. Este efecto de 鈥渄eshumanizaci贸n鈥 hace que la novela consiga un efecto anti 茅pico (Taiano 52).

otro

Paliando los problemas que les aquejan, los migrantes pueden recurrir a las 鈥渟ociedades de sentimiento鈥 (t茅rmino de Appadurai) respectivas, formadas alrededor de s铆mbolos religiosos o culturales. Estas reciben en la novela un tratamiento m谩s bien par贸dico. Un cantante de narcocorridos explica as铆 su misi贸n desde los Estados Unidos: 鈥渓a raza siempre mantiene las tradiciones y disfruta de nuestro pasito narcocorrido que llevamos a todos los hermanos latinos para que mantengan la alegr铆a y no se desanimen ante el primer obst谩culo y recuerden siempre a la santa muerte que es capaz de terribles castigos a quienes se burlan de ella鈥 (Crisis 45). La exclusi贸n de los inmigrantes a golpe de estereotipo se debe no pues no solo a los prejuicios de los estadounidenses de origen europeo, sino tambi茅n a los de otros latinos, nacidos ya en el Norte, ansiosos de integrarse a costa de renegar de sus ra铆ces.[10] Un adolescente latino integrado, acepta que le den una paliza a un amigo, hijo de inmigrantes m谩s recientes, por haber abrazado y besado en la despedida de su fiesta a una quincea帽era: 鈥淣o la manose贸, pero as铆 empiezan todos ellos. Ellos, usted sabe a qui茅n me refiero. [鈥 Ellos no saben respetar la distancia personal y luego pierden el control. No, mis padres eran mexicanos pero entraron legales y se graduaron en la universidad de San Diego. No, no, no... Yo soy americano, se帽or, no confunda鈥 (Crisis 35). 

Crisis ilustra as铆 la diversificaci贸n social e ideol贸gica de las decenas de millones de latinos viviendo en el Norte.[11] Muchos de ellos son conservadores, incluso chovinistas proamericanos, que tildan de 鈥渃omunistas鈥 a los opositores al poder (61, 85), que apoyan a los congresistas republicanos y que ven con buenos ojos las intervenciones 鈥渆n defensa鈥 de la democracia mundial (29-32).[12] 

En suma, la sociedad norteamericana a principios del siglo XXI, se parece en Crisis m谩s a una mescolanza de estereotipos que a un melting pot de culturas pol铆ticamente correcto. Tambi茅n los latinos contribuyen a ello con sus simplificaciones e ingenuidades.[13] De este modo se agravan las diferencias y crecen las fronteras internas, visibles e invisibles, raciales, sociales y culturales. Los adinerados se distancian de los pobres, los 鈥渕ejiamericanos鈥 de los otros latinos, y los anglosajones de todos los dem谩s. 

 

Una cr铆tica 鈥渟ituada鈥

En la multitud de los protagonistas de Crisis se distingue la conciencia de un sujeto m谩s privilegiado por su educaci贸n, quien sin embargo no dejar谩 de ser 鈥渦n golpeado, un resentido por la peor suerte de [sus] hermanos y hermanas鈥 (Crisis 18). En semejantes fragmentos la novela manifiesta su intenci贸n reivindicatoria鈥攃onvertir las desdichas de los protagonistas fugaces y an贸nimos en vida novelable.[14] La voz portadora de este compromiso apunta a un probable alter ego del autor y, a la vez, a uno de los protagonistas masculinos (uno de los 鈥淓rnestos鈥), que es un intelectual uruguayo rebajado a la condici贸n de precario. Presa de m煤ltiples contradicciones, Ernesto se resiente de tener que acomodarse, por razones materiales, a unas condiciones que le parecen humillantes (鈥渇uimos a donde se imprimen los d贸lares鈥 94) y de tener que tragarse 鈥渢odas las mentiras que chorrean edulcoradas desde las esferas de Wall Street鈥 (105). Su mala conciencia sugiere pues otra posible interpretaci贸n del t铆tulo de la novela. 

Es de notar, por cierto, que Majfud trata a su posible alter ego con autoiron铆a: 鈥渉ay que aguantar a Ernesto fastidiando鈥, comenta un personaje, 鈥淸鈥 ahora parece que tambi茅n escribe en los Chili鈥檚, otra excentricidad de los intelectuales, esas notitas que le publican los pasquines del subcontinente como si fuesen ensayos que van a salvar a la especie humana鈥 (Crisis 68). Ernesto es de la estirpe de los intelectuales ingratos que muerden la mano que le da de comer y suelen aguar las fiestas patri贸ticas y los banquetes consumistas con comentarios como el siguiente: 

Ahora s铆, si la l贸gica del beneficio no es mala ni para un socialista que vive en un mundo capitalista, 驴por qu茅 ocultarla? 鈥楴o importa el valor del regalo sino que este sea hecho con el coraz贸n鈥. Sic, Best Buy. ... Toda nuestra cultura est谩 basada en m谩scaras, casi todas narrativas. De la misma forma, el mundo secular del capitalismo se enmascara con la narraci贸n religiosa que predomina en sociedades como Estados Unidos. (Crisis 67) 

Este 煤ltimo fragmento argumentativo apareci贸 primero en el art铆culo 鈥淐onsumo, ergo soy鈥, fechado en 2008, y de ah铆 pas贸, literalmente, a Crisis. Y es que para Majfud, la literatura no s贸lo vehicula 鈥渓a m煤ltiple profundidad de las emociones鈥, sino tambi茅n 鈥渆l v茅rtigo de las ideas鈥 (Majfud, 鈥溌縋ara qu茅 sirve?鈥). De ah铆 que no le importe potenciar este tipo de trasvases entre periodismo y ficci贸n, haciendo ostensible su compromiso personal con la cr铆tica de la 鈥渕ano oculta鈥 del mercado y del capitalismo. Se podr铆a objetarle su excesivo gusto de la pol茅mica, que, efectivamente, suele extenderse en las novelas. 脡l consigue, no obstante, equilibrar la cuota de los debates novelescos con los aciertos de un estilo dado a la brevedad afor铆stica, con su talento para tramar historias y, finalmente, con la intensidad de un tono que transmite su urgencia personal por defender los valores 煤tiles para las comunidades humanas. 

La cr铆tica de Majfud coincide en grandes l铆neas con la de la filosof铆a de la liberaci贸n y de la teor铆a descolonial (Quijano, Dussel, Mignolo), la cual rastrea la herencia colonial en el actual proceso de 鈥済lobalizaci贸n-exclusi贸n鈥. Los migrantes en las novelas comentadas se pueden concebir como casos de injusticia sist茅mica inherente del capitalismo global, difuso e inalienable. Mabel, la joven espa帽ola devenida prostituta (La reina), Jacobsen, el militante que va a parar en la prisi贸n (La reina), la prostituta cubana, madre de Enrique Sosa (El mar), la beb茅 Luc铆a, hu茅rfana encontrada en la calle (El mar) o Hatuey, veterano de Iraq, traumatizado durante su misi贸n en Iraq e incapaz de llevar una vida normal a la vuelta (Crisis, El mar): a todos les amenaza el riesgo de convertirse en parias, 鈥渟uperfluos鈥 al orden capitalista, verdaderos 鈥渄esperdicios鈥 y 鈥渞esiduos鈥 humanos (Bauman, Vidas 24-28). No obstante, varios entre ellos desarrollan una mentalidad flexible y tolerante, 鈥渨hich measures global progress from the minoritarian perspective,鈥 lo que, seg煤n Homi Bhabha caracteriza el 鈥渃osmopolitismo local鈥 (vernacular cosmpolitanism, XVI): son as铆, por ejemplo, Abayub谩 de El mar estaba sereno o Bas铆lides de La ciudad de la luna. Estos protagonistas plasman, junto con los narradores (muy cercanos a su vez al autor), una 鈥渃onciencia 茅tica situada鈥, representando una nueva modalidad de la inteligencia americana, muy ajustada a nuestros tiempos (Dussel, Hacia 445; Filosof铆as 42).[15] 

 

 

Obras citadas:

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Notas:
 
[1]Adem谩s de ser autor de seis novelas y tres vol煤menes de relatos, ha escrito un n煤mero imponente de art铆culos sobre la realidad cultural y pol铆tica latinoamericana y mundial (ver su p谩gina majfud.org). Ha colaborado con influyentes peri贸dicos de grandes tiradas (El Pa铆s o P谩gina/12), revistas de cultura y portales informativos, tanto generales (Huffington Post) como alternativos (rebelion.org). Tiene asimismo en su haber estudios de corte m谩s acad茅mico: La narraci贸n de lo invisible / Significados ideol贸gicos de Am茅rica Latina o Cine pol铆tico latinoamericano. Su primera novela, Hacia qu茅 patrias del silencio: historia de un desaparecido, obtuvo cr铆ticas favorables en el 谩mbito latinoamericano y La reina del Am茅rica, una menci贸n en el Premio Casa de las Am茅ricas.
[2] V茅anse los ensayos Cr铆tica de la pasi贸n pura, con su concepci贸n del hombre como criatura metaf铆sica, o El eterno retorno de Quetzalc贸atl, con el paradigma universal del h茅roe m铆tico, que se sacrifica por el bien com煤n.
[3] 鈥淯na bandera nunca clara del todo, de m煤ltiples colores y con frecuencia ambiguos o contradictorios; pero una bandera que reclama permanentemente una mirada cr铆tica, lo que sigue siendo su 煤nica gu铆a y fundamento鈥 (Majfud, La literatura del compromiso 5).
[4] Las citas que aparecer谩n a continuaci贸n proceden de las ediciones que aparecen en la bibliograf铆a. 
[5] Cita parcial del t铆tulo de un volumen sobre la transnacionalidad de Francisca Noguerol, et al.
[6] Todo un t贸pico en los estudios de la literatura latinaomericana en el s. XXI. Ver, entre otros: Fernando A铆nsa, Francisca Noguerol, 脕ngel Esteban y Jes煤s Montoya Ju谩rez. 
[7] Majfud caricaturiza aqu铆a la dicci贸n 鈥渁ristocr谩tica鈥 espa帽ola.
[8] El racismo euroc茅ntrico implantado en Am茅rica Latina por los colonizadores europeos como 鈥渦n modo de otorgar legitimidad a las relaciones de dominaci贸n impuestas por la conquista鈥 (Quijano 203 y ss.)
[9] Ellos no pod铆an sentir nada, mas nosotras imagin谩bamos cosas fasta que nos ferv铆a la sangre e qued谩bamos prontas para nostros maridos鈥 (La ciudad 12).
[10] La crisis de adaptaci贸n de los latinos en los Estados Unidos: as铆 interpreta el t铆tulo Karen Barahona.
[11] Las identidades transnacionales no son homog茅neas. No solo se forjan a base de desplazamientos diversos, sino que abarcan tambi茅n a grupos socialmente heterog茅neos. El profesional cualificado por lo general no formar谩 v铆nculos con el obrero sin papeles. 鈥淟as aperturas de fronteras van de mano de formas nuevas de discriminaci贸n鈥, apunta Garc铆a Canclini 20-24. Ver tambi茅n Hannerz 165-80.
[12] El tema vuelve en El mar estaba sereno: un latino integrado le echa en cara a otro que lo malo que tiene Estados Unidos es 鈥渢oda esa escoria que llega rompiendo la ley y luego se dedica a criticar al pa铆s que les mat贸 el hambre鈥 (162). 
[13] 鈥淢anhattan es as铆, siempre feliz, siempre indiferente. Tanta gente, piensa Lupita, tanta gente y todos solos鈥 (Crisis 58); y Ernesto, el intelectual, comenta: 鈥淪us cementerios son bonitos, parques abiertos, sin muros y sin rejas. ... Los anglos s铆 que saben morir. Pero no saben vivir. No saben comer, no saben perder el tiempo, no saben conversar. De los containers de sus casas pasan a los containers de sus autos鈥 (Crisis 41-42).
[14] La novela parte de un suceso real, la muerte en un vi帽edo de California, de Mar铆a Isabel V谩squez Jim茅nez, joven emigrante mexicana.
[15] Una conciencia, seg煤n Dussel, sensible a todos tipos de alteridad posible y capaz de indignarse ante la injusticia que sufre alg煤n Otro. 

 

 

 

Prof. Dr. Nina Pluta

 

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